viernes, 28 de julio de 2017

Las mexicanas son feas



Hace algunos años se corrió este mito como pólvora gracias a un cantante italiano. En general él dijo durante un programa de televisión que las mexicanas son feas y bigotonas.




Sin entrar en más detalles, las mujeres mexicanas nos hicimos las ofendidas, incluso aquellas que tenemos vello facial. ¿Es en serio?, muchas mujeres en todo el mundo lo tienen y es natural. Tal vez el vello facial es más notorio en las mujeres morenas que en las rubias o tal vez nos molesta aún más que haya sido un extranjero quien hizo el comentario.

Pero no es el único artista que desprecio la belleza de las mexicanas. Los rumores dicen que Elvis Presley, Leonardo DiCaprio y Enrique Bunbury nos han calificado como feas. Lo cual es válido si consideramos que la belleza es subjetiva e igual todos tendríamos derecho a expresar nuestra opinión de lo que consideremos bello o no.


Entonces ¿por qué duelen tanto estos comentarios? Tristemente en nuestra sociedad globalizada, sexista, clasista, neoliberalista, etc. hemos clasificado ya todas las piezas del rompecabezas para que encajen exactamente donde todos creen que tiene que ir. Divididos entre ricos y pobres; entre blancos y no blancos (amarillos, cafés y negros) entre mujeres y hombres. Ojo! Aquí es donde sale el peine. Ponemos características específicas para cada estereotipo. Los hombres tienen que ser fuertes, trabajadores, conquistadores, enérgicos, tienen que hablar gritando. En cambio, las mujeres deben ser delicadas, hogareñas, hablar quedito y en efecto, deben ser bellas.  Seguro que a los hombres mexicanos les ofende también que llamen feas a sus mujeres, a sus hijas y madres. Además nosotros no vamos diciéndoles feas a las mujeres de otras naciones.

Por eso detrás del argumento machista referente a la belleza de las mexicanas, todavía más allá veo una sombra de racismo postmoderno. Este tipo de racismo es difícil de detectar porque no es tan directo. Descalifica la diversidad de las culturas y sociedades de otros países dificultando diálogos e interacción.
 Yo leo entre líneas que aquellas mujeres que no se asemejen a los cánones de belleza europeos no pueden ser bonitas, de hecho, son feas. La declaración de que las mujeres mexicanas son feas deja en evidencia que no se acepta lo que es diferente.

Lo peor es que los mexicanos lo vemos reflejado todos los días en los medios de comunicación. El cine, las revistas y la televisión nos imponen a modelos extranjeras que NO representan a la mexicana promedio. Las actrices y presentadoras de tele tienden a ser rubias oxigenadas, con piel clara para obtener más aceptación ante el público. Las agencias de marketing han definido a esta estrategia como marketing aspiracional y esto es contraproducente. Mostrarles a millones de mujeres los estereotipos de belleza europeos (que ni siquiera en Europa llegan a cumplirse) dejándolas con un vacío porque no encajan, solo les produce ansiedad por llegar a ser algo que no pueden.

Es que la mexicana promedio es mestiza, y sí, como dirían en Francia, tiene orígenes. Como todo el mundo los debe tener, imagínense si los nativos americanos descendían supuestamente de tribus nómadas que emigraron de Asia, más aparte los españoles que llegaron a conquistar ya venían revueltos con los árabes, y todavía para cerrar con broche de oro, se trajeron navíos enteros de esclavos africanos. El resultado de este fabuloso coctel de genes es una amplia diversidad. En México, como en todo el mundo, no existe un solo tipo de belleza.


Quisiera desmentir este mito mostrando algunas fotos de mujeres mexicanas, pero todas somos muy diferentes. Así que les dejo mi versión de Frida Kahlo, ícono de la mujer mexicana hija de un alemán con rasgos andróginos, cejijunta y bigotona. Frida no era bella, era extraordinaria, era diferente a las demás. Tal vez esa es nuestra marca, que las mujeres mexicanas no somos bellas pero somos diferentes.